miércoles, 17 de diciembre de 2008

Soy una mentira que siempre dice la verdad.

Dijo que mentía, mientras yo haciendo gala de mi brutal honestidad que raya en la crueldad del cinismo respondí que no era posible.

Dedujo que mentía cuando decía que lo odiaba.

Debo admitir que pareciera no ser así cuando he dejado que me venza tantas veces, cuando prefiero arrinconar mi voluntad antes que cortar las amarras.

La verdad yo no diría que no lo odio, que no quiero ser libre... es sólo que lo odio en mis breves instantes de lucidez que se pierden en el punto ciego donde empiezo a sentir.

Tortuoso, pero supongo que siento más de lo que razono, ja...

Apolo siempre dijo que no tenía pruebas de que yo mentía, pero siempre tuvo presente que era altamente sospechoso que existiera alguien tan honesto y de tal rectitud, lo cual me hacía por ende mentirosa por descarte ante sus ojos.

Yo siempre insistí en que de tener razón, merecía algo por mi talento histriónico, ja.

No hay comentarios: