Sigo analizando lo sucedido y aún no entiendo bien cómo es que después de tanto daño, me encontré recostada en tu vientre, ronroneando mientras acariciabas mi cabello y yo te decía que te amaba, hasta que tus costumbres caninas te hicieron pedirme que detuviera ese temblor infernal y perdimos la consciencia en el sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario