martes, 25 de agosto de 2009

Pasteles de lodo.

Me gusta el olor a tierra húmeda, me provoca una sensación parecida a la que me causa mi crema de mandarina o a la cera para depilar de durazno, vergonzosamente debo admitir que me dan ganas de comerme todas esas cosas, jajaja.

Alguna vez, un veracruzano me contó que donde él vivía hacían galletas de tierra (creo que se llamaba chogosta), comida prehispánica, nunca supe si me engañaba o era en serio, pero desde que me lo dijo sueño con Veracruz y su comida.

Puedo comer mandarinas y duraznos, pero nunca he encontrado algo para amainar mis ganas de tierra, honestamente la magnesia no funciona, ja.

2 comentarios:

Black Ballad dijo...

Yo una vez mordí un lápiz labial con olor frutal...

Y cuando niño, me bebí media botella de perfume :s

El antojo a tierra sí lo he podido satisfacer con esas pequeñas cazuelitas de barro que te venden en bolsita. Yo nunca he sabido para qué sirven exactamente, pero muy posiblemente son precisamente para comerlas. Siempre que he visto que las compran, es para eso. Como mi abue vendía, comía muchas ^^

Sophie Kowalski dijo...

No creo que eso sea sano, ja.